sábado, 5 de septiembre de 2020

La impotencia de un padre

 


                                                                                

La película muestra desde un comienzo una serie de escenas familiares donde padres e hijos funcionan monocromática y aglutinadamente:  7 días en la nieve que transcurren de un modo casi idéntico; comen , cepillan sus dientes , esquían y duermen  los cuatro juntos: Madre, padre y sus dos hijos Vera y Harry.

Todo fluye de un modo rutinario pero también aparentemente armónico hasta que algo de lo imprevisible irrumpe marcando un antes y un después en la vida de estos sujetos. 


Ocurre un alud y frente a él, dos posiciones : 

Un varón y una mujer responden  a esta irrupción de un modo inesperadamente antagónico.

La mujer-madre  corre a abrazar y a proteger a sus hijos: los pone a resguardo

El  varón-padre huye no sin antes tomar sus guantes y su teléfono móvil de la mesa del restaurante.

¿Cuál es el conflicto que pone en evidencia esta escena?  En principio, que hay un padre que no está a la altura de las circunstancias.  Un padre que no responde como su esposa hubiera esperado.

Entonces podemos ir a una segunda pregunta: ¿qué es lo que se espera de un esposo-padre?. Que piense en su familia , que proteja a sus hijos... pero Tomás hace lo contrario : se va de la escena.

Su mujer no logra entender lo que sucedió. Intenta hallar en su marido alguna respuesta que la alivie pero se encuentra con que él no puede reconocerse en esa escena relatada por Ebba frente a distintos testigos y no sin ellos. Lo interesante es que se produce un desdoblamiento: ese - el que huyó-  fue otro.  Su amigo escucha atentamente el relato de ella acerca de lo acontecido tratando de encontrar argumentos válidos y contundentes bajo la siguiente lógica: cualquiera puede reaccionar instintivamente frente a aquello que nos pone al límite. Es,  a partir de ese momento, que Tomas se quiebra y llora sin lograr contener su angustia: reconoce su acto pero allí tampoco puede implicarse demasiado.

¿Cuál es el reclamo de la esposa?.No parece estar tanto en relación a la huida como al desconocimiento  : Tomás en un primer momento asegura tener otra versión de los hechos: eso que ella relata no ocurrió . Ebba podría hacer el esfuerzo de entenderlo en la medida en que él pudiera a su vez ,dar cuenta de su responsabilidad respecto del acto.

El problema es que aquí hay una doble huida: huye de la escena pero posteriormente hay una huida respecto de su implicación en este acto. 

Si bien sabemos que se podría argumentar, tal como lo hace su amigo, que esto fue algo del orden de lo impensado, un "empuje a la supervivencia" .  Me interesa ubicar cuál es el estatuto de esta huida.

En este acto podemos localizar tres tiempos:


  1. El tiempo de la huida

  2. El momento del desconocimiento

  3. Un tercer tiempo en el que ya no se defiende. Allí hay una emergencia de  la angustia frente a la culpa por haber querido salvarse. Aquí se ubica en un lugar de desecho: “ me odio”.


El acto de huir no es sin consecuencias , ubica al padre en un lugar nuevo: el de la debilidad, el de la impotencia.


Otro elemento digno de subrayar  es que las escenas relatadas  necesitan siempre de algunos testigos. La mujer cuenta lo sucedido a los otros antes de poder hablar con su marido . Ahora bien, ¿cuál es la razón? Será que ella de algún modo anticipa la dificultad o imposibilidad de Tomás para responder por sí mismo? Mediante ciertas elucubraciones intenta encontrar  una lógica a esta huida. Huida de la escena, huida del reconocimiento del acto, huida de la palabra que permita hacer algo con ello

Finalmente Tomás podrá decir algo pero este decir tiene una particularidad, lo ubica del lado de la víctima. La posibilidad de responsabilizarse se desplaza, virando hacia la victimización, dejándola muda a ella, buscando su protección y su cuidado. Otra vez encarna el significante de la debilidad.


Hay  una segunda escena que es crucial , en la que él puede redimirse pero no queda del todo claro si en realidad no es ella- todo indicaría que si-  quien da consistencia a esa escena para intentar reposicionar a este padre caído. 

Él rescata a su esposa de una tormenta de nieve y por un momento , aunque más no sea. parece que el padre volviera a ser quien había sido. 

En la escena final, son conducidos por un chofer que maneja de un modo alocado en la cima de una montaña . Allí hay una segunda vuelta respecto de la primera escena . Vuelve la debilidad del hombre atenuada: Ebba es otra vez  quien toma la iniciativa. “Me bajo. Nos bajamos . Este hombre nos va a matar” dirá . Pero aquí hay un matiz, Tomás no huye, sino que se pone a la par:  la deja hacer pero también la acompaña.  Me pregunto si no será  que aquí se vislumbra algo del orden de  una solución en la pareja  . Si no será que  ellos encuentran algún saber hacer entre dos  que acompasa la época.


Voy a tomar en particular el sesgo que muestra un signo actual, aquello con lo que lidiamos a diario en la clínica : el Debilitamiento o también la desaparición del significante del nombre del padre como instancia ordenadora , esto nos lleva a interrogarme si el nudo del conflicto será que el padre haya huido porque es varón y  si hubiera sido igualmente condenable que fuera la madre la que huyera de la escena.

Creo que lo interesante de este film es que pone sobre la mesa la posibilidad de discutir algunas de las problemáticas actuales: 

Qué se espera de un padre hoy, sabiendo que no es lo mismo que lo que se esperaba hace algún tiempo. 

Estamos en una época donde un padre puede estar allí donde no se lo espera , puede llorar como un niño, puede no cuidar , puede no ser quien encarne y transmita la ley. 

Otras de las cuestiones que toca y por eso habilita el debate es respecto de los efectos subjetivos  que tiene esto que llamamos la declinación de la función paterna, si hay un desplazamiento respecto de quien ejerce esta función y también de quien espera (o no) que ella se cumpla.


Podemos intentar pensar si algunas de las manifestaciones epocales no estarán directamente relacionadas con este corrimiento, como por ejemplo los llamados “ Niños amo” o “ los adolescentes desbrujulados”, sin orientación ni identificación que brinde cierta consistencia y cierto marco .

Recordemos a Lacan en su texto “ Radiofonía” cuando refiere a este tiempo como el de la ascensión del objeto al cenit social, allí nos señala con claridad cómo se produce un efecto de sustitución que habilita a la híper valorización de los gadgets que de un tiempo a esta parte, orientan nuestra vida.

Es necesario ubicar en el discurso de la hipermodernidad este tiempo nuevo  , sobretodo  hoy, pandemia mediante, lo que nos permite repensar nuestro modo de hacer lazo, nuestra relación a los objetos y en especial poder interrogarnos acerca de como devenimos sujetos deseantes hoy , en contraste con otros tiempos.


En este “Desencantamiento del mundo” hay un pasaje del padre ideal al padre carente

Hay , por tanto, un cambio de paradigma: ya no estamos frente a la familia patriarcal sino a  la pareja contractual. Esto se traduce en que si ambos acuerdan habrá pareja. Si no, no la habrá.

Ebba dice “ necesito que acordemos en que esto sucedió “  pero el problema es que él no puede acordar porque en ese acuerdo queda del lado de la impotencia. 

Acordar sería aceptar la falta. Sería pasar del padre modelo al padre débil 

La pluralización de los nombres del padre indica en definitiva, su inexistencia.

Ahora bien : ¿qué efectos tiene esta poli-nominación?.

Será necesario estar advertido de que este desplazamiento no es sin consecuencias .

Eric Laurent afirma :” se trata de prescindir del padre a condición de que encontremos algo que tenga el mismo uso. El de poder decir que cuando algo de lo  insoportable acontece”.


Florencia Fernandez




















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