miércoles, 29 de abril de 2020

Variantes por el Psicoanálisis





En el seminario 11, Lacan trabaja, siguiendo una pregunta de Jacques-Alain Miller, lo óntico en la función del inconsciente, y lo equipara a una ranura, por donde se abre un instante para luego evanecerse. Recordemos un Lacan cuyo Deseo lo llevó a lo que él llamó excomunión, remitiendo a Spinoza. Y dice algo que conviene recordar, respecto de lo que hoy se debate en torno a los desafíos de lo virtual o lo tecnológico: “Contexto candente, como ya saben. Por razones que habremos de analizar, nuestros hábitos técnicos se han vuelto tan quisquillosos en lo tocante a las funciones del tiempo que, por haber yo querido introducir aquí distinciones hasta tal punto esenciales que las vemos delinearse en todas las demás disciplinas salvo la nuestra, parecía que hubiera debido enfrascarme en una discusión con cariz de alegato”.
Varias cuestiones podemos extraer de esta cita. En primer lugar no hago acá una defensa de Lacan, ni mucho menos me autorizo con esta cita para hablar de un trabajo que hago hace tiempo, en función de las particularidades de la ciudad en la que vivo, experiencia tanto de Analista como de Analizante. Evidentemente muchos tuvieron que salir a dar “alegatos” como lo nombra Lacan, sobre una práctica que se impone, tanto como en su época, “a las demás disciplinas”. ¿No funcionan de esta manera una infinidad de prácticas cuya extracción de valor no tiene un fundamento en alguna realidad?
No es menos Chistosa, en el sentido que tiene el chiste para el Psicoanálisis, retomar esa frase “nuestros hábitos técnicos se han vuelto tan quisquillosos” para abrir una puerta en la realidad ya abierta hace un tiempo en las experiencias de los analistas. Tiempos cuyas pérdidas sólo dan razón suficiente de un Inconsciente que se escabulle a cada rato.
Por eso también, para retomar el valor del chiste, cuyo efecto de humor tuvo que venir de un dibujante como Tute, para mostrarnos que no es en las galas de la imagen que se sostiene un discurso. No porque muchos se rían de las infinitas posiciones caricaturescas en las que caemos los analistas, ha dejado de existir el Psicoanálisis. Hasta me animaría a decir que lo vivifica.
Y ya que estamos, pero sin sacar el peso que cae sobre los analistas de dar un lugar no a lo nuevo, porque el inconsciente ya tiene su recorrido, sino al uso de algún elemento que permita conducir un análisis de acuerdo a las condiciones en las que nos vimos reducidos, me gustaría traer al poeta, que junto a su música, es una tortuga para nuestro Aquiles.
Me refiero a Jorge Drexler, quién en su hiperbólica escritura nos dice:

Que viva la telefonía
En todas sus variantes
Pensando estaba que te me escabullías

Cuando vi tu nombre en la llamada entrante
Bendita cada onda cada cable
Bendita radiación de las antenas
Mientras sea tu voz la que me hable
Como me hablaste hace un minuto apenas

Te quiero, te querré, te quise siempre

Desde antes de saber que te quería
Te dejo este mensaje simplemente
Para repetirte algo que yo sé que vos sabías

Perdonen que insista en elogiar las telecomunicaciones

Aunque todos creen que han inventado algo
Y siguen siendo las mismas las canciones
Benditos los rollos de papiro
Benditas servilletas en los bares
Que han guardado idénticos suspiros
Desde el cantar de los cantares.



    Entonces, lo que nos queda, es o leer el mensaje, o suponer que la técnica se confunde con la política. ¿Acaso hay un psicoanálisis más puro que leer aquellos mecanismos a dónde conduce el malentendido? Y si el psicoanálisis cojea, es porque estará seguramente en ese paradójico resguardo de la causa.   
Que se entienda bien, variantes por el Psicoanálisis, poniendo el acento en el "por", en una Causa que no deja de ser la Freudiana.  

Bibliografía:

Lacan, Jacques : El seminario, libro 11; Paidós, Buenos Aires, 2001.
Drexler, J. (2017) Telefonía.




JORGE LUIS RIVADENEIRA

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