sábado, 18 de abril de 2020

Newness: la novedad del desencuentro



Newness es una película del año 2017 del director Drake Doremus que fue presentada en el festival de Sundance y luego comprada por el gigante streaming de Netflix para su plataforma.
De la misma nos interesa puntuar algunas coordenadas:
La historia que encontramos en la película nos muestra el tiempo por donde inicia una relación de amor: la etapa del enamoramiento en donde las cosas funcionan a la perfección: es decir pareciera que el encuentro sexual es posible. Luego caen en la monotonía y rutina y van a buscar los modos de intentar salvar la pareja. En primer lugar nos interesa situar el momento inicial de la pareja, ¿qué es lo que permite unirlos? ¿Qué es lo que funciona como motor para que se enganchen luego de conocerse por medio del uso de una aplicación de teléfono similar a Tinder?  Para poder comprender y dilucidar este aspecto resulta necesario situar la noche en la cual ellos se encuentran. Esa misma noche que ellos se conocen cada uno por su lado tiene una cita a través de la aplicación, cita que resulta fallida. La muchacha tiene un encuentro con un hombre en el cual van directamente a la cama, pero el encuentro es fallido para ella. Él se  precipita y eyacula precozmente y la frustración recae sobre ella. En el otro escenario, el protagonista se encuentra con una mujer que le confiesa su consumo de Valium, y él que es farmacéutico, se preocupa por la situación, dando por finalizado el encuentro. Esa noche de encuentros fallidos para ambos será el punto de enlace a partir del cual se conocerán, es por eso que podemos decir con Lacan que ese encuentro fallido previo de ambos funciona como un acto logrado, es lo logrado del acto fallido.
Pero avancemos con otro momento de este film. Luego cuando la pareja cae en la monotonía y rutina ellos asisten a un terapeuta de parejas. En la conversación con ellos el terapeuta le sugiere como “tarea” que al volver a su departamento puedan hablar con sinceridad el uno al otro, se hagan preguntas y las contesten sin mentirse. Al regreso a su departamento y cumpliendo con la recomendación terapéutica ellos harán el juego de la sinceridad del uno al otro, sus preguntas girarán en torno a indagar sobre el CV sexual del partenaire: ¿Con cuántas personas te acostaste? ¿Cuándo fue tu primera vez? Luego de esta exploración deciden tener sexo en la ventana del departamento convocando así a la mirada de los habitantes del edificio del frente.
Aquí nos interesa detenernos en este aspecto ya que expone un aspecto central de la película y es lo que conocemos como el objeto mirada. El objeto mirada es un objeto del deseo al igual que la voz, es decir, objetos que se articulan al deseo. Y en esta película es central cómo funciona en la vida de esta pareja, el cual podemos rastrear desde lo más anodino y obvio hasta aspectos más sutiles en los cuales el objeto mirada organiza la dialéctica de esta pareja. Por un lado sabemos que se conocieron a partir del uso de esta aplicación que consiste básicamente en mirar fotos de personas, que haya coincidencia en los gustos para que se produzca un match y así poder iniciar la posibilidad del encuentro. Pero no es sólo este aspecto ni que hayan tenido sexo en la ventana por los cuales decimos que el objeto mirada está presente sino que se articula a otro tema central que aborda esta película y es la cuestión del poliamor.  
La conversación entre ambos posterior al terapeuta y el sexo ante la mirada de los vecinos del frente desencadenará una conversación en las cuales habrá las siguientes propuestas que irán cumpliendo: “¿Quiero expiarte en una cita?” Como le dice él, y por su lado ella “Quiero ver cómo te baila una streaper.” Esta clase de propuestas impulsadas por el ser honesto el uno con el otro y motorizadas por el objeto mirada producirá que asuman, o intenten asumir al menos, la tan mentada “responsabilidad afectiva”. Es decir ellos intentan que no haya mentiras del uno al otro, intentan borrar cualquier rastro y registro de opacidad, intentan alcanzar un sujeto transparente y es ahí, bajo esa modalidad, donde volvemos a encontrar el objeto mirada, en donde bajo un artificio de voluntariedad del yo, intentan borrar la opacidad del otro, intentan negar a través de su comportamiento que haya la dialéctica de lo visto y de la mirada.
Por otro lado, la historia nos sumerge al mundo de los divinos detalles, tal como es presentado por el protagonista a la hora de dar una razón del sostenimiento del amor. Sin embargo, esto no logra constituirse como una metáfora por mucho tiempo. Es importante en este punto remitir a aquello que Freud ubicaba bajo el nombre de Condiciones del amor, tan bien articulado por Miller a las Condiciones del Goce. ¿Cómo se presentan dichas condiciones? Del lado de lo fálico, ellos ingresan a una infinitización del vínculo amoroso, llevando hasta el extremo la frustración. Querer conducir la vida amorosa por el lado de la significación sin percatarse de las condiciones, es como ingresar a un laberinto donde el falo se repite es su combinatoria de deslizamientos. La frustración conduce a una falta, pero no se liga a la pérdida, aquella constitutiva de la condición de Goce. Podríamos decir que se “olvidaron” de aquello que los había unido, pero como nos recuerda Lacan, el inconsciente no es olvidar lo que se sabe, sino no querer saber aquello que los causa. Por eso es interesante cómo ella abre el camino hacia el saber, a través del saber de las novias y del no saber introducido por aquel añoso personaje que ingresa al final, para decirle a la muchacha que “los más tristes son los que no saben lo que quieren”. Los amantes van pasando por una escena mirada por otro, pero cuyo director pareciera haberse retirado. Atados al desencuentro, será la posibilidad de la pérdida lo que los conduzca a una pregunta respecto de sus condiciones de goce. Si bien el Director pareciera darnos una solución al final, en el reencuentro, creo que más bien hay que estar advertidos de la función de la repetición. Y lejos de encontrar en un terapeuta “consejos” de cómo llevar adelante una relación, será preciso suponer que es la puesta en juego del saber inconsciente, lo que les permitirá dilucidar algo de lo que advenga en lo sucesivo. 

Gabriel Artaza Saade y Jorge Luis Rivadeneira
18/04/2020

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