jueves, 26 de diciembre de 2019

Apuntes y re-cortes de un deseo lector (por Rocha Arzola)



¿Cuál es la relación que puede establecerse entre la literatura y el Psicoanálisis? ¿Cómo se acercó Freud a la literatura y qué esperaba de ella?
Pienso en una relación de orilla, un borde. Algo que se cruza pero a la vez mantiene sus compuertas. ¿Cómo pensar el concepto de relación en psicoanálisis? Una de las subversiones que este propone, justamente, es que no-hay-relación, en el sentido de la armonía, sino más bien intervalo, desproporción. Entonces, la idea de orilla, entre el Psicoanálisis y la literatura, permite leer sus entres. Esta pregunta la sostengo hace unos años y fue el comienzo de la experiencia de trabajo en un Cartel en la Escuela Encuentros de Psicoanálisis. Escuela en la que realizo mi formación con otros, y destaco con-otros porque ahí se juega una posición, en relación a la pregunta ¿qué es alojar? En este sentido la Escuela, es un lugar de refugio al malestar.
La primera semilla la encontré en el epistolario de Freud a Fliess, un género de la época. La historia de estas cartas es maravillosa, todas las vueltas que han dado para ser preservadas y reservadas, comparable a la historia de rescate a la Venus de Milo. La cultura muestra su terquedad en estas aventuras, para luego ser leídas, porque algo tiene para decir. Son historias de desencuentros, que contienen la estructura misma de esos objetos enigmáticos. Se dice que las cartas de Fliess a Freud, no encontraron sus destinatarios, y que en un arrebato de enojo con su amigo,  Freud las quemó. Estas cartas no fueron pensadas por Freud como destino de una publicación, por eso fueron editadas muchos años después de su muerte, en 1950, abriendo una discusión sobre la legalidad ética de su destino. Son como fuelles que contienen material teórico, testimonios personales sobre la vida familiar de Freud, la soledad del consultorio y las dificultades económicas, la transmisión de cómo  iba pensando los primeros conceptos, la elección de los epígrafes para sus textos, su relación con Fliess. La posición de Freud es más la de un analizante que la de un autoanálisis (una imposibilidad)  y Fliess, su Otro (F-F) a quién iban dirigidas sus preguntas. Así fueron apareciendo distintas publicaciones y ediciones, a las que se les iba agregando nuevas cartas.
En este tiempo, de travesía por las cartas, muere el padre de Freud.  15 años de cartas, entre 1887 y 1902, en las que se avecinaba el descubrimiento del Inconciente. La interpretación de los sueños funda la literatura psicoanalítica, del cual Freud dice, que el material de ese libro es un efecto, una razón subjetiva: representaba mi reacción frente a la muerte de mi padre, es decir, frente al más significativo suceso, a la más tajante pérdida en la vida de un hombre. Un punto bisagra de avance en la lectura, que me permitió ir agujereando el texto y encontrar las semillas para pensar  el aparato psíquico como una ficción  que va al mito para luego dirigirse al sujeto. Acá aparece la primera alusión al Complejo de Edipo, a las generaciones y los linajes,  pensada desde el mito de Sófocles, la obra de Shakespeare, Hamlet y de otra obra menos conocida de C. F. Meyer, La juez, autor favorito de Fliess, quien insistía a Freud en su lectura. Los temas del mito van a ser retomados por Freud en La interpretación de los sueños, cuando introduce los sueños de muerte de personas queridas.  La obra de Freud está pincelada de referencias literarias y poéticas, al igual que la obra de Lacan. Es verdad que no leemos de la misma manera una narrativa o un texto poético como leemos un análisis, esto abre a preguntarme ¿con cuáles elementos dirige la escucha el analista, en ese sujeto que está ahí siendo narrado? ¿Quién habla? ¿Quién narra? La literatura, es pensada como un discurso, que aporta elementos de estructura: elementos, lugares, funciones y desde este lugar se puede pensar un puente.
En este ovillo, fui encontrando diferentes puntas para continuar con la pregunta sobre el psicoanálisis y la literatura. Una orilla que me permite conjugar mi deseo de lectora. No sé qué esperaba Freud de la literatura, era un lector y escritor destacable, único. ¿La literatura lo esperó a él, para ser leída, desde otro lugar?
En un escrito sobre “Mito y Ficción en los orígenes del Psicoanálisis”, te referís al carácter poético de la Histeria, textualmente, "...el carácter que traen sus dichos y sus cuerpos,  la intimidad entre impulsos y fantasías… reconociendo en el mecanismo de la fantasía una operación análoga al de la creación literaria”. ¿Podrías ampliarnos este anclaje entre la histeria y la creación literaria?
Este escrito, es un producto del trabajo de Cartel, al que me referí en tu pregunta anterior. Freud estaba interesado por la histeria, por las producciones que como textos leía en sus cuerpos, que no estaban afectados fisiológicamente, sino que además subvertía la fisiología, en este sentido, dice que las fantasías son ficciones inconcientes. En ese tiempo se preguntaba ¿cómo es hablado ese cuerpo en la histeria? Aun practicando la hipnosis o el método catártico, ese cuerpo era dicho al modo de una ficción, creado en el discurso. La arquitectura de la histeria le brinda los elementos para la construcción del concepto de fantasía, es allí donde escucha por primera vez el carácter poético que traen sus dichos y sus cuerpos: la intimidad entre impulsos y fantasías, una especie de sublime frenesí, especialmente de una pasión; reconociendo en el mecanismo de la fantasía una operación análoga al de la creación literaria. ¿Se le ofrecía ese cuerpo como una escritura? la fantasía construida con lo visto y lo oído. Un relieve de la mirada y la voz. Los recuerdos como ficciones, donde se podría leer lo encubridor como creación. La histeria tiene una singular relación con el cuerpo: de drama, de comedia, de ensayo, de epistolario, de ciencia ficción, de terror, de pesadilla.
Es muy frecuente, entre los analistas, que la escritura tome lugar en un hacer, tanto singular como colectivo, ¿Por qué crees que a los analistas se nos impone, de algún modo, escribir?
En algún momento pensé si era un devenir del analista, escribir, si tenía que ver con la formación, si respondía a los tiempos en la formación. Cuando Lacan se hizo esta pregunta en el seminario donde trabaja Joyce, propuso que para responder a esto, había que empezar con otra pregunta ¿qué es escribir? Si lo real es una escritura, pero lo real es lo innombrable ¿qué es escribir en Psicoanálisis? Escribimos para dar cuenta de nuestra práctica, para avanzar con conceptos, para hacerlo circular con otros, para inscribirlo en el circuito del don. ¿Qué es escribir en un análisis? ¿Cómo se trabaja con las ficciones del discurso con las que llega un paciente, cómo se van desanudando y escribiendo otras? Escribir implica diferenciar lenguaje, significante, letra, palabra. Con respecto a esto, voy a seguir avanzando.

Muchas gracias a los colegas de Extremidades.
Rocha Arzola
Lic. en Psicología. Psicoanalista en formación en Encuentros de Psicoanálisis, sede Olivos, Buenos Aires. Realiza su práctica clínica con niños, adultos y adolescentes en consultorio.
Editora y tutora de trabajos finales de grado en Psicología y Psicoanálisis.


1 comentario:

  1. Siempre veo la escritura como una especie de Tierra de Jauja que se realiza a medida que se descubre. Creo que guarda una dimensión de invento, de artefacto, que es como una erupción del símbolo en lo real. Pero también de un símbolo que es parte del cuerpo, como toda máquina.
    También tiene esa dimensión azarosa que hace de todo escribiente un dios ludópata.

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