Somos un grupo de amigos interesados por el Psicoanálisis y otras formas de hacer en la cultura. Creamos el blog para compartir con ustedes nuestras pasiones - psicoanálisis, literatura, cine, poesía, música, teatro, etc.- y transmitir nuestras inquietudes en un formato donde el cuerpo se hace escrito. Un elemento heterogéneo nos une: habitamos diferentes lugares (Tucumán, Rosario, Montevideo, Tierra del Fuego y Buenos Aires) y un elemento común nos convoca: la escritura.
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miércoles, 3 de julio de 2019
Al filo de la bestialidad
Por Maite Pil.
Hoy voy a hablarles de "Border" (Ali Abbasi, 2018), una película sueca que elegí ver en función de esta sección porque intuía no sólo que dialogaba, en cierta medida, con la película que les traje anteriormente - "Mug", que habla de una suerte de crisis de valores- sino también que la complementaba e iba, un poquito, más allá.
Border se trata de una mujer, Tina, casi salvaje, con rasgos primitivos, que trabaja en la aduana portuaria ya que tiene la capacidad de oler los sentimientos de la gente, lo que le permite detectar contrabandistas, etc. Vive con un amigo y tiene a su padre internado en un geriátrico. Paralelamente, comienza a colaborar con la policía ya que gracias a su don encuentran en la memoria del celular de un hombre videos de una red de pedofilia.
Eso es lo que, al principio, como espectadores, sabemos de ella. Hasta que un día, en su puesto de trabajo, conoce a un hombre, llamado Vore, con rasgos muy similares a los suyos. No sólo la fisionomía de la cara, sino también una cicatriz muy característica en la zona del coxis. A partir de este hecho, ella va a buscarlo y comienzan a entablar una relación. Es así como, gracias a él, descubre lo que verdaderamente es; o, mejor dicho, lo que no es: humana. Ella es un - lo que en el film denominan- trol. A raíz de esta revelación, que le da explicación a muchas cosas que ella no podía simbolizar, va descubriendo un entramado de mentiras familiares pero también el lado más oscuro de Vore: él trafica niños humanos y los vende a las redes de pedofilia. Lo logra porque los suplanta, a los humanos, con niños trol.
De más está decir que el gran componente de realismo mágico que hay en esta trama no traiciona jamás la verosimilitud del espectador.
Vore es un trol radicalizado, quiere destruir a la humanidad; es así como justifica sus actos, diciendo que les facilita a los hombres a que se destruyan entre ellos. Tina, por su parte, se encuentra en tensión. Ella ha sabido llevar la vida, con algunos interrogantes, pero tiene un trabajo, afectos, amigos, escucha música, lee...pero no es humana.
La tensión reside, justamenteme, en tener que elegir a dónde pertenecer. En su identidad, con quién se identifica, qué vida quiere tener. Esto es lo que la película realmente pone en juego y desenmascara de una manera sutil y magnífica: cómo las sociedades expulsan aquello que no se ajusta a ellas generando una fuerza que se les contrapone, que no es otra que la reivindicación reaccionaria de los propios expulsados.
En este sentido podemos pensar a la película como metáfora de los totalitarismos, pero no tal como han emergido en el siglo XX, sino de los que se están gestando e instalando actualmente. Que ya no son tan obscenos y tiránicos. Que se las arreglan para infiltrarse en la vida democrática y se sirven del capitalismo para financiarse y promover la segregación.
Es un film que, con los mejores recursos narrativos, nos lleva al seno de lo que nos hace humanos: origen, pertenencia e identidad. Cómo hacer de la diversidad una virtud, y no un choque de fuerzas, será el gran desafío de estos tiempos que corren.
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